Want to support CHYOA?
Disable your Ad Blocker! Thanks :)

Chapter 5 by MrCaliban2 MrCaliban2

¿Huirá Marianna junto a Purna o se enfrentará a La Ronda?

Marianna se enfrenta a La Ronda

Marianna observa como la muchacha llamada Purna huye despavorida, perdiéndose en el laberinto de callejuelas.-“¡Parece que por fin voy a averiguar qué o quienes son La Ronda!”.-Sonríe la exuberante guerrera con confianza, volviéndose hacia las figuras que han hecho huir a la joven.

Sin embargo, un antinatural desasosiego comienza a invadir a Marianna. Lentamente, la guerrera pelirroja desenvaina su pesada espada, casi un espadón, de la vaina de su espalda. El tacto del pomo de su arma en su mano parece tranquilizarla. Seguidamente, adopta su posición de combate.

Bajo la tenue luz de la luna llena, la princesa guerrera puede ver como una extraña procesión avanza hacia ella. Figuras humanas vestidas simplemente con taparrabos, portando faroles en sus manos recitan monótonamente el cántico que hace estremecer su voluptuoso cuerpo…y seguramente el de todos los habitantes de Annun, acompañados por una extraña neblina lechosa, antinatural…propia de la hechicería más abyecta. Aparte del siniestro cántico, Marianna se sobresalta al ver los ojos de las figuras…inyectados en sangre y con una mirada de enloquecida lujuria en ellos.

A medida que las figuras se acercan más y más, la sensación de miedo crece irracionalmente en la mente de la guerrera pelirroja, cuyo atlético comienza a temblar de miedo. Parte de su mente la impele a huir, a escapar de aquella siniestra procesión como ha hecho la joven de ébano, quizás debería haber aceptado el refugio del lujurioso alquimista, pero otra parte de ella la obliga a permanecer allí, en medio de la calle y luchar, como ya ha hecho en el pasado, contra humanos y otras criaturas del abismo, contra Drax.

De repente, varias figuras abandonan el grupo. Armadas con garrotes, se abalanzan contra la voluptuosa guerrera chillando frenéticamente. Y es ese estremecedor grito lo que, paradójicamente, libera a Marianna del miedo de aquella extraña procesión. La inminencia del combate estimula su adrenalina…sus músculos se tensan y su mente analiza qué movimientos realizar en los siguientes segundos…

…Y en segundos acaba todo. La afilada espada de la princesa pelirroja centellea en la noche como un rayo frente a sus atacantes. Contra la súbita carga frontal de sus enemigos, Marianna danza alrededor de ellos con la fluidez y precisión de una bailarina y con un par de súbitas y salvajes estocadas, que hacen oscilar su enorme busto, las figuras caen inertes en el polvoriento suelo, tiñendo de rojo la rojiza arena que lo cubre.

Su corazón late fuertemente mientras se vuelve nuevamente hacia la procesión, la cual, se ha parado delante de ella. Aunque los cánticos se mantienen con la misma insidiosa cadencia, parece que algo ha cambiado en la actitud del siniestro grupo.

“¡Así que, vosotros sois La Ronda! ¿Verdad? ¡No me impresionáis!”.-Ruge Marianna, realizando con increíble agilidad y destreza varios molinetes con su pesada espada, antes de volver a adoptar su pose de combate delante de La Ronda.-“¡Marchaos de aquí de inmediato o acabareis como vuestros amigos!”.-Añade intimidante la voluptuosa princesa, tensando su atlético cuerpo, preparándolo para combatir.
De repente, el grupo se abre, permitiendo el paso a una joven figura femenina, oscura como el azabache. Pintada como un esqueleto, parece rodeada de un aura de malignidad propia de la más oscura hechicería…como rodeada está de la extraña niebla, que parece surgir de su cuerpo. Pero es su mirada, la mirada penetrante de aquella niña, que parece capaz de llegar hasta lo más profundo de su alma y corromperla completamente, lo que más impresiona la voluptuosa guerrera, cuyo valor parece disolverse nuevamente debido a la presencia de aquella extraña figura.

La figura se adelanta a su procesión hasta quedar a tres metros delante de la guerrera. Los oscuros ojos de la hechicera (Marianna no duda de que se trata de una miserable hechicera oscura), se clavan firmemente en sus ojos verdes, infundiendo más y más miedo en el alma de la voluptuosa guerrera, cuyo cuerpo se estremece de pavor.
Paralizada por el miedo, siente como la niebla que surge de la joven pero mortífera hechicera de ónice comienza a avanzar hacia ella como dotado de vida propia, subiendo a través de sus cinceladas piernas, acariciándolas con un contacto frio y húmedo…invadiendo su entrepierna con la violencia de un gélido falo, mientras sigue su camino hacia sus enormes melones.

“Ríndete, princesa Marianna de Thanigar.”.-Aunque solo es un susurro, el paralizado cuerpo de la guerrera pelirroja se estremece como si cada célula de su atlético cuerpo hubiera recibido una orden imposible de desobedecer. Su corazón late desbocado mientras su pecho sube y baja violentamente, jadeante. Apenas es capaz de sostener su espada…apenas es capaz de mantenerse en pie delante de aquella pequeña, pero poderosa joven de ónice maquillada como un esqueleto.

Marianna siente como su voluntad desaparece, como drenada por aquella niebla sobrenatural. Temblando de puro e irracional terror, la guerrera deja caer su enorme espada al polvoriento suelo. Segundos después, sus temblorosas piernas sucumben al mismo terror, haciendo caer de rodillas a la exuberante pelirroja, convertida en una temblorosa y aterrorizada voluptuosa masa de carne.

La joven esqueleto sonríe con un cruel júbilo, deleitándose en el abrumador poder que es capaz de someter tan fácilmente a los más poderosos guerreros mientras sus almas se retuercen de terror, mientras su voluntad se funde tan rápida y fácilmente como un bloque de hielo en medio del desierto. Finalmente, la terrible hechicera se acerca lenta y enloquecedoramente a la paralizada y aterrorizada guerrera, mientras la fría y húmeda niebla alrededor de ella se vuelve más y más densa, más y más…ávida por devorar su esencia vital o su alma.

Las frías manos de la poderosa hechicera se posan en las sienes de la voluptuosa pelirroja, cuyos ojos están abiertos de par en par con una mirada de indescriptible terror en ellos, haciendo que miren a su oscuro rostro, a sus tenebrosos ojos negros.

Temblorosa, Marianna siente como, a través de la perturbadora mirada de la joven esqueleto, ésta se introduce dentro de su mente, revelándola sin oposición todos sus secretos…incluso los más íntimos…incluso los secretos que Marianna ni siquiera sabía que tenia…y su más oscuros temores.

Indefensa, la exuberante princesa siente como la hechicera descubre algo en su mente que la llena de ominoso placer, un pensamiento que parece producir un miedo primordial en el alma de la guerrera de Thanigar. Indefensa, siente como la niebla aplasta su cuerpo, su espíritu. Siente como las manos de la joven esqueleto se deslizan hacia su pesado sostén de escamas metálicas y lo abren, exponiendo sus enormes y redondeados senos a sus frías manos, mientras, al otro lado de la niebla, escucha los frenéticos aullidos de lujuria del resto de La Ronda.

Las manos de la joven hechicera comienzan a manosear sus firmes tetazas, estrujándolas como arcilla con sus pequeños pero fuertes dedos, mientras su boca besa los carnosos labios de la aterrorizada amazona pelirroja.

Ser derrotada sin luchar. Ser derrotada por otra mujer. Indefensa, ser ultrajada inmisericordemente. Los miedos de la princesa Marianna de Thanigar comienzan a tomar forma en la figura de la joven esqueleto, cuyos dedos ya han conseguido poner erectos como pulgares los pezones de la amazona, cuyos labios y lengua han comenzado a excitar su escultural cuerpo de un modo irracional a pesar del miedo que la atenaza.

La voluptuosa guerrera quiere huir, escapar de la joven esqueleto, de La Roda, de Annun…de todo. Pero su cuerpo permanece arrodillado ante la lujuriosa hechicera, cuyas manos se deslizan ahora, siguiendo las sinuosas líneas de sus caderas, hacia su entrepierna, y sus labios y lengua hacia sus firmes y redondeados melones.

Marianna quiere chillar mientras los fríos dedos de la oscura hechicera profanan su coño, estimulándolo con una habilidad que ni siquiera los monjes y monjas del templo de Khaju-Raho, sus maestros en el arte de la sexualidad, son capaces. Marianna quiere gemir mientras los carnosos labios chupan con fruición sus enormes y endurecidos pezones…mientras su lengua los lame como golosinas. Su sometido cuerpo se estremece de placer y miedo, confundido por ambos sentimientos, mezclándolos, invirtiéndolos y torciéndolos de tal manera que la mente de la amazona pelirroja no es capaz de discernir donde empieza uno y acaba el otro, llevando a su cuerpo a un terrible y aterrorizador placer y a su mente a la locura.
Finalmente, con un chillido mudo, su escultural cuerpo estalla en un enloquecedor orgasmo que arrasa su cuerpo y su mente con un miedo atroz, insoportable. Su voluptuosa carne se estremece enloquecida mientras su semilla se derrama en el polvoriento suelo de las calles de Annun…mientras la joven esqueleto ríe de placer por la destrucción del alma de otra víctima, de una poderosa guerrera…mientras el resto de La Ronda aúlla de lujuria a la luna llena, estremeciendo los corazones del resto de habitantes de Annun, escondidos, pero no seguros, en sus casas.

Y así, arrodillada e inerme en medio de la oscura y silenciosa calle, estremeciéndose de placer y terror, con su mente destruida por la retorcida mezcla de sensaciones inducidos por la joven esqueleto, la hechicera y su séquito abandonan a la princesa Marianna, cuyo rostro está congelado en un rictus de indescriptible pánico, con sus labios abiertos en una obscena “a”, y su húmedo coño derramando su semilla.

Fin de la historia (¿O no?)

Want to support CHYOA?
Disable your Ad Blocker! Thanks :)