La obligan a rendirse

Todos los asesinos pararon de inmediato. Todos menos músculos que siguió penetrando a Heidi. Kate no podía creerlo. Estaba apuntándoles con un arma, y el energúmento seguía violando a su hermana, haciendo que sus pechos se balancearan descontroladamente de alante atrás. Tirando de ella con ambas manos a cada nueva embestia.

Cerebro, mientras tanto, analizaba la situación. Alguien había cometido un error al no atar a Kate. No habían tenido precaución. Se habían confiado. Habían visto la imagen angelical de la joven, habían pensado en lo que les esperaba con las demás, y se habían descuidado. Imperdonable.
Aún así, ¿cómo de mala era la situación? La muchacha apenas sujetaba el arma. No estaba apuntando a nadie, no de verdad. La situación asustaría a cualquiera, pero además ella había despertado para ver como violaban a su hermana y a sus amigas. Además, debía saber que harían lo mismo con ella. Sí, demostraba valor, aunque estaba demasiado descentrada como para pensar algo útil, y los gritos de las demás, contradictorios entre sí, tampoco debían ayudar. Entonces Cerebro tuvo una idea.

-De acuerdo rubita.

Kate se enfadó aún más. Disparó. La bala dió en la pared.

-¡No me llames así!

Cerebro sonrió para sus adentros.

-Te diré lo que vamos a hacer. No dispares. - Se giró hacia sus hombres. - Sombra, Cuchillo. Si dispara otra vez, matad a esas dos.

Kate tardó un instante en asimilar las palabras. Cuando se dió cuenta, vió al asiático poniendo el cuchillo en el cuello de Dana, y al otro apuntar a la cabeza a Catherine.
La abogada cerró los ojos y dejó de gritar. Se acurrucó en la pared, intentando alejarse más aún. No le salieron las palabras.
Dana sintió escalofríos cuando la hoja volvió a acariciar su cuello. No se cayó. Volvió a gritar a Kate que disparase.

Músculos agarró a Heidi del pelo y tiró hacia atrás con fuerza. La levantó, dejándola sujetarse solo con las rodillas. La espalda estaba pegada al pecho de él. Heidi, para aliviar el dolor del tirón, intentó agarrarse con ambas manos al poderoso brazo de su agresor.
La nueva postura permitía que Kate viese aún mejor, y aún con más espanto, lo que ese animal hacía con su hermana. Podía ver los jugosos pechos saltando arriba y abajo. El enorme pene entrando y saliendo de forma grotesca de la pequeña y estrecha vagina de Heidi. La cara de dolor de esta, con los ojos cerrados y emitiendo gemidos lastimeros a cada nueva embestida. Aún así consiguió hablar.

-Ka... Ahhh... Kate. Cooorre... ¡AHHH! ... ¡vete!

Kate movió la cabeza de lado a lado. No podía permitir aquello. No podía. Tenía que hacer algo.

-¡He dicho que las soltéis!

Cerebro vió claramente que la muchacha iba a disparar, pero no se atrevió a hacerlo. La amenaza había funcionado. Ahora solo necesitaba rematar la faena.

-No las vamos a soltar. Si disparas, pase lo que pase, al menos una de esas dos muere. - Dejó tiempo para que sus palabras hiciesen efecto. - Y voy a contar hasta cinco. Si no has soltado el arma, aquí mi amigo Músculos le parte el cuello a tu hermanita, y se la sigue follando después.

-¡Cabrón! - gritó entre lágrimas

-Uno - respondió.

Y siguió contando lentamente. Un par de segundos entre cada número. Esa era la idea. Kate soltó el arma entre el dos y el tres.

-Bueno, pequeña, tenías que intentarlo. Lo entiendo. - Dijo mientras se acercaba a ella. Agarró su barbilla para hacerla mirarle a los ojos. - Tú entenderás que debemos castigarte, ¿verdad?